(Productores de Pruebas 5) ¡DEBE SUCEDERNOS A NOSOTROS!


 Un gran ejemplo de un discípulo que comprendió como poner en práctica las obras de Dios...y quien utilizó estas llaves de una forma sobresaliente y convirtió el templo en un centro de sanidad... fue el Apóstol Pedro.
  Pedro fue uno de los más grandes predicadores del evangelio en el mundo entero.
  La primera vez que él hablo públicamente, después de la resurrección de Jesucristo, él presenció resultados asombrosos. Tres mil personas fueron salvas en un sólo culto.
“Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados,
y se añadieron aquel día como tres mil personas.” (Hechos 2:41)
 Ese fue sólo el principio. La siguiente vez que Pedro predico, fue arrestado. Pero en esa segunda predicación los resultados fueron aun mayores. En esa predicación fueron salvas cinco mil personas.
“Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron;
 y el número de los varones era como cinco mil.”(Hechos 4:4)
  Esto no sucedió por medio de simples predicaciones. Pedro tenía las llaves. El fue uno de los primeros ministros que utilizó las llaves que Cristo nos dejo para un evangelismo efectivo.
Veamos Hechos 3:1-11 “Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración, Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna... Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plato ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a. Dios. Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido. Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón.”
  Pedro se convirtió en uno de los más destacados apóstoles de Jesucristo... pero permítame hacerle unas preguntas acerca de este hombre llamado Pedro.
Cuando Jesús llevó a Pedro y a todos los discípulos a orar, ¿Qué hicieron Pedro y los discípulos mientras Jesús oraba? Ellos durmieron. (Marcos 14:3 7)
¿Qué hizo Pedro cuando Cristo fue arrestado y estaba siendo juzgado? Pedro le negó (Mateo 2669 75)
¿Dónde se encontraban Pedro y los discípulos cuando Jesús se encontraba colgado en la cruz?
Se encontraban escondidos. No se acercaban a la cruz. Tenían miedo
En las Escrituras oímos mucho acerca de “Tomás el incrédulo” Todo mundo critica a Tomás por el hecho de no creer en la resurrección. Me gustaría hacerle a usted una pregunta más: ¿Dónde se encontraban los discípulos durante la resurrección? ¿Dónde se encontraba Pedro? Esparcidos Escondidos Huyendo Temerosos Incrédulos Dudando. Pero, en el tercer capítulo del libro de los Hechos, encontramos a este hombre, Pedro, encaminándose a la puerta del templo. Este no era un acto extraño o desconocido para él. En muchas ocasiones había asistido al templo, pero era evidente que éste no era el mismo Pedro.
ALGO HABIA SUCEDIDO
  Su cuerpo era el mismo, sus características físicas eran las 1 mismas, sin embargo era evidente que algo le había sucedido
  Pedro se encontró, sentado a la puerta del templo, a un hombre cojo quien día tras día, y año tras año se había sentado allí. En numerosas ocasiones se había encontrado Pedro a este cojo, a quien Pedro miraba con ojos compasivos. Este hombre representa a los necesitados, a los desvalidos, a los pecadores, quienes se han sentado a la puerta de la iglesia sin recibir la respuesta a su necesidad.
Sin duda alguna que en muchas ocasiones dentro de ese templo... se tuvieron hermosos cultos...bellas ceremonias...había hermosas vestimentas...se elevaban oraciones...se quemaba incienso.
Pero con todo y eso, este cojo permanecía sin recibir la respuesta a su necesidad.
Seguramente que en ocasiones anteriores Pedro había visto a este hombre, y quizás le había dado alguna moneda.
Pero en esta ocasión, Pedro tenía algo mucho más importante que una moneda, algo mucho más valioso que una simple mirada compasiva. ¡Pedro tenía las llaves!
En esta ocasión en que Pedro se acerco al cojo, algo sobrecogió a Pedro...y Pedro también se asió de algo. Pedro y Juan se acercaron a este hombre quien era cojo desde su nacimiento.
Pedro le dijo: “No tengo oro ni plata. Yo desearía sinceramente meter mi mano en mi bolsa y darte algo para ayudarte en tu vida material. No tengo nada material que pueda darte, pero puedo darte lo que tengo. Mírame.”
   “Tengo algo que darte.”
  Pedro tomo a ese cojo de la mano y lo hizo ponerse de pie.
  Usted no puede tomar a un cojo de la mano y hacerlo ponerse de pie, a menos que usted tenga algo. Y más le vale saber que es lo que usted tiene.
  Pedro literalmente tomo la mano de este hombre y lo puso de pie.
UN PEDRO DISTINTO
¿Era este Pedro el mismo que dormía mientras Jesús oraba? Claro que no.
¿Fue este mismo Pedro el que, al tercer canto del gallo dijo:
Yo no lo conozco. Jamás lo he conocido. Yo no estoy asociado con Jesucristo? No, de ninguna manera.
¿Era éste el mismo Pedro que no se atrevió ni siquiera a acercarse a la cruz mientras su Maestro colgaba, y moría sobre una cruz? Es imposible que pudiera ser el mismo.
¿Era este el mismo Pedro que cuando los discípulos vinieron a él con el mensaje de que Cristo había resucitado, dijo: No lo creo? ¿Era este el mismo Pedro? No, podría serlo.
El era el mismo hombre físicamente. El tenía la misma cara, el mismo cuerpo físico, y aun estaba dentro del mismo ambiente...pero no era el mismo hombre interiormente. Algo le había sucedido a Pedro.
Yo le digo que lo que le sucedió a Pedro debe sucedemos a usted y a mi.
¿Qué le sucedió a Pedro? El había experimentado algo.
La fe que Pedro manifestó en la sanidad de este cojo no se relacionaba con alguna teología que él había aprendido. No se relacionaba con enseñanzas, o con palabras. Se relacionaba con una realidad.
Pedro había estado en el aposento alto donde recibió algo. ¿Qué cosa recibió?
¡PODER!
  Ciertamente él recibió las lenguas, sí, pero paso más allá. El recibió una bendición El y otros discípulos quienes salieron del aposento alto experimentaron el toque de Dios, pero pasaron más allá de las bendiciones.
  Ahora poseía un poder y una autoridad que nunca antes hablamos visto a Pedro ejercitar.
  El dijo la palabra, y el cojo sanó. Al ver este milagro, la gente que estaba dentro del templo, y los que se encontraban afuera se juntó en el Pórtico de Salomón. En unos cuantos momentos había miles reunidos allí. Los líderes religiosos preguntaron al que había estado cojo: “¿Quien te sanó? ¿Quién lo hizo?’
  El hombre contesto: “Fueron aquellos dos hombres que están allá, se llaman Pedro y Juan.”
  Los líderes religiosos ordenaron: “Tomen a esos hombres y tráiganlos aquí.”
  Cuando los apóstoles estuvieron ante ellos, los líderes religiosos los interrogaron: “¿Qué sucedió? ¿Qué paso? ¿Cómo hicieron esto? Estaban atónitos.
  Pedro dijo: “No nos vean a nosotros, como si por algún poder nuestro, hubiéramos sanado a este hombre. Este hombre, cojo desde su nacimiento, hoy esta aquí en este templo, totalmente sano por medio de su fe en el Nombre de Jesucristo, el Hijo del Dios viviente, a quien ustedes crucificaron.”
Ellos contestaron: “¿Cómo pudo sanar este hombre simplemente por medio de su fe en el Nombre de Jesús? Jesús esta muerto. Ciertamente están en lo cierto: nosotros lo crucificamos. Están en lo correcto. El esta muerto. El esta en el sepulcro. Así que, ¿Cómo pueden ustedes decimos que por fe en el nombre de un hombre muerto...?”
Pedro interrumpió: “Usted no me dejo terminar. Yo dije que por medio de su fe en el Nombre de Jesús, a quien ustedes crucificaron, pero Dios le resucito de entre los muertos.
¿DESEA USTED PRUEBAS?
“ ¿Desea usted pruebas de que Jesús es más que un simple hombre? ¿Desea usted pruebas de que Jesús ya no esta en el sepulcro? ¿Desea evidencia de que Jesucristo vive?” Bueno, pues yo le estoy dando esas pruebas.
“Este hombre cojo desde su nacimiento, creyó en el Nombre de Jesucristo, un Jesucristo vivo.”
Ahora Pedro podía con facilidad decirle a la gente que Jesús era el Hijo de Dios. Pedro presento la evidencia, produjo las pruebas.
Recuerde lo que Jesús dijo: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos.” En otras palabras: “Producirán evidencia que demuestre que realmente soy quien dije ser — ¡El Hijo del Dios viviente!
La Biblia dice que 5.000 hombres creyeron y como resultado de este milagro, heredaron el reino de Dios. (Hechos 4:4)
 He aquí un gran ejemplo de uno que aprendió lo que debía hacer para poner en práctica las obras de Dios...
Pedro llevo las llaves al templo...
La necesidad fue suplida...
La comunidad creyó en Cristo
Porque...
¡Algo le sucedió a Pedro!
En el Nombre de Jesús, le digo que si esto le sucedió a Pedro, ¡Puede sucedemos a nosotros!
Pedro no poseía ninguna calificación especial que lo convirtió en un gigante espiritual. El era una persona “común y corriente”, un pescador.
Sin embargo, aquí... él se enfrentó a los doctores de la ley, a los sacerdotes mas destacados... revestido del poder y de la autoridad del cielo.
Un hombre común y comente... el poder de Dios.
Le sucedió a Pedro...
Puede y. debe...sucedemos a nosotros.
  Jesús no envió a Pedro sin haberle dado esta experiencia que revoluciono su vida y lo preparó para llevar la respuesta a las necesidades humanas. En otras palabras, Cristo preparó a Pedro para que fuera una extensión de la vida y ministerio de Cristo.
  Jesús regresaría al Padre... la tarea que él había venido a hacer aquí en la tierra estaba terminada...en cuanto a propósito, la victoria estaba ganada. Ahora él comisionaría a sus discípulos para que por de medio de Su poder le arrebataran a Satanás el reino. Este reino que Jesús había venido a tomar.

Entradas populares