LA MADUREZ ESPIRITUAL 5


EL HIJO HUIO O TELIO

“… hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez en la fe. (1Corintios 2:6)

Qué significa ser un hijo “huio telio”? Es uno que ha alcanzado madurez espiritual y está listo para ponerse en posición. Está listo para que se le confíe autoridad y responsabilidad. Está listo para recibir la herencia del padre.

 «Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios, pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! E1 Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos huios de Dios». Romanos 8.14-16

 Éste es el hijo que ha sido desarrollado y ha llegado a una etapa de madurez, la cual le permitirá ser enviado por el padre y no herirá a las personas. La adopción bíblica. Hoy día, la adopción es totalmente diferente a la adopción bíblica que se practicaba antes. Por ejemplo, una persona se va a un orfanato, hace los debidos trámites legales y adopta un niño. En la antigüedad, el padre entregaba a su hijo al tutor y éste se encargaba de enseñarle obediencia y servicio. Una vez que el niño era adiestrado en todas las áreas de autoridad, la responsabilidad del tutor era devolverle el hijo al padre cuando cumpliera los 19 años de edad. ¿Qué hacía el padre? Hacía una ceremonia donde le decía: “Hijo, hijo, ya te puedo confiar la administración de los negocios. Te confío autoridad y responsabilidad. Te quito el tutor y te pongo bajo mi cobertura”. Al final, le ponía un anillo y lo enviaba, luego de decirle: “Tú eres mi Hijo amado en quien mi alma tiene complacencia”. Éstas fueron las palabras del Padre cuando Jesús fue enviado al ministerio.
«Sino que está bajo tutores y administradores hasta el tiempo señalado por el padre». Gálatas 4.2
Así mismo es en lo espiritual. Cuando una persona está lista para ser enviada por el pastor e ir a hacer la obra de Dios, es porque ha sido fiel, leal y probada en la iglesia. Una vez que la persona haya madurado y esté lista para ser enviada como hijo de la casa, entonces, el pastor le impone manos y lo envía con su bendición.

¿Cuál es la diferencia entre ser llamado y ser enviado?

Una cosa es ser llamado por Dios al ministerio o a la obra de Dios y otra cosa es ser enviado por Dios para servirle. Entre ser llamado y ser enviado toma un periodo de tiempo dentro del cual se desarrolla, se prepara y se equipa a la persona. Algunas veces, esto toma años.

¿Cuál es el proceso de Dios para ser enviados como Huios, hijos maduros?
Dios nos llama. Él es el único que llama. No es una organización ni es un hombre. Dios nos prepara. Hay un proceso de preparación del carácter, la familia y la preparación bíblica en el conocimiento de Dios. Dios nos separa y nos ordena. Éste es el momento donde el Señor nos separa del pecado, del mundo y de cosas que nos impiden nuestro crecimiento. Éste es el momento, donde se nos ordena al ministerio en una ceremonia pública. Dios nos envía. Esto fue lo que ocurrió en la palabra de Dios con Pablo y Bernabé en el libro de los Hechos cuando Dios los envió. Espere a ser enviado, que el Señor lo respaldará y le suplirá.

«Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Níger Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. Ministrando éstos al Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado». Hch. 13.1, 2

Hay muchos creyentes, que se fueron antes de tiempo y no esperaron a ser enviados como hijos, y como resultado, perdieron su herencia tal como le sucedió al hijo pródigo. El apóstol Pablo fue llamado por Dios, y después de 15 años, fue enviado. Lo mismo ocurrió con Jesús, que le tomó 30 años, y a David, le tomó 15 años. Antes de que Dios envíe a alguien, primero Dios le confirmará el llamado y la cobertura espiritual, y el pueblo también lo hará. Hay un momento en su vida donde Dios mismo le va a decir: “ahora puedo confiarte mi unción, mi autoridad y mi herencia. Ya no tienes que estar bajo tutores o adiestradores, pues estarás bajo mi supervisión directa; ya te puedo confiar con tu propia casa”. Recordemos que, cuando Dios nos confía algo, no lo determina por nuestras habilidades, dones o talentos, sino por el carácter y el fruto que hayamos desarrollado en nuestro caminar con Él. La mejor forma de Dios enviarlo y llevarlo a ser un hijo, es poniéndolo bajo la autoridad de alguien para que usted le sirva. Por ejemplo, Moisés preparó a Josué, Pablo, a Timoteo y Elías, a Eliseo.

Al servir a Dios, se desarrolla el carácter, y al esperar en Dios, se vencen las adversidades. Al aprender a perdonar a otros y a conocer a Dios íntimamente, se encuentra el fruto.

El tener un llamado y ser usado por Dios, no significa que Dios ya nos confía su autoridad y su responsabilidad. Hay un proceso desde el momento de ser llamado, hasta que se es enviado. Por ejemplo, Josué ganó una batalla cuando Moisés estaba en el monte. También, fue uno de los espías que trajo un buen informe. Sin embargo, el ser un guerrero y tener gran fe, no lo calificó para que en ese momento, se fueran solos a iniciar su propio ministerio. Otro ejemplo fue el caso de David, quien venció a Goliat, y después, fue ungido como rey; sin embargo, aún no estaba preparado para ser líder. Tuvo que esperar 15 años más para llegar al trono como Rey de Israel. Sea paciente y espere que su cobertura le envíe, y usted tendrá el éxito garantizado.

¿Cuáles son las características de un hijo maduro? ¿Cómo usted sabe que una persona es una huio?
1.  Sabe oír la voz de Dios. Saber oír y obedecer la voz de Dios en todas sus formas; por ejemplo, a través del testimonio interior, de la voz de la conciencia, de la voz del Espíritu Santo, de las Escrituras, de los sueños, entre otros; esto es una señal de madurez espiritual. «Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios, pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios». Romanos 8.14-16
2. Está muerto a la alabanza y a la crítica. Hay algunas personas que les gusta las alabanzas y los halagos de los demás, pero no pueden manejar la crítica. El hijo maduro sabe recibir las alabanzas de otras personas sin que le afecte su corazón con sentimientos de orgullo o vanagloria, sino que sabe darle la gloria a Dios y no la toma para él mismo. De la misma manera, cuando es criticado, no se ofende ni se molesta porque entiende que la crítica es parte de ser un líder exitoso. Cuando describimos a un hijo humilde, una de sus características es que sabe transferir la gloria a Dios, sabe quién es él en Dios y reconoce que todo lo que es y todo lo que tiene proviene de Dios. Por eso, ni la alabanza ni la crítica le afectan.
«Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno». Romanos 12.3
3. Es maduro y sabio: La sabiduría es parte del creyente maduro. Es una persona que sabe aplicar él conocimiento que tiene de la Palabra en su vida diaria. También, sabe identificar la verdadera naturaleza de las cosas visibles o invisibles y encuentra soluciones para ellos.  
La sabiduría es la mayor virtud de una persona que ha alcanzado madurez.

 «Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez en la fe; no la sabiduría de este mundo ni de los poderosos de este mundo, que perecen». 1 Corintios 2.6

4. Lleva mucho fruto: Una manera simple y sencilla de comprobar la madurez de una persona, es por medio del fruto. Un verdadero creyente es maduro cuando se ve que lleva fruto en su vida personal, en su familia, en su manera de conducirse y en el Reino. El fruto es la evidencia más exacta para identificar una persona madura.

 «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que por sus frutos los conoceréis». Mateo 7.15-20

5. Conoce su identidad en Cristo. Una persona madura conoce quién es él en Dios, conoce su propósito y su llamado, sabe cuál es su posición en Dios y no tiene una baja autoestima, sino que ha llegado a conocer su identidad en Cristo Jesús.

6. No se ofende fácilmente. Desafortunadamente, tenemos que estar lidiando con personas inmaduras en esta vida, que se ofenden por cualquier cosa. Por ejemplo, se ofenden porque no las saludan, porque no las toman en cuenta, cuando las corrigen, porque no las llamaron cuando estaban enfermas y cuando piensan que no son amadas. Una señal de una persona madura es que no se ofende fácilmente, y si se siente ofendido, perdona con facilidad

«Todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende de palabra, es una persona perfecta, capaz también de refrenar todo el cuerpo». Santiago 3.2

7. Es prudente en su manera de pensar. Una de las maneras para llegar a madurar eficazmente como creyente, es a través de la renovación del entendimiento por medio de la palabra de Dios. Es quitar todo lo viejo y sustituirlo por algo de la palabra de Dios en nuestra mente.

 8. Ha desarrollado el carácter de Cristo. Cuando hablamos del carácter de Cristo, estamos hablando de amor, paz, paciencia, entre otras virtudes. Una persona madura ha desarrollado todas estas virtudes. El amor es notable en una persona cuando es paciente, bondadosa y está llena de fe.

 «Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley». Gálatas 5.22

 9. Se sustenta de alimentos sólidos. Un hijo maduro ya no se conforma con tomar leche, sino que busca comer alimento sólido de la Palabra. Quiere tocar tópicos más profundos; indaga, busca y se le despierta gran hambre por la Palabra.

«E1 alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal». Hebreos 5.14

10. Recibe revelación directa de Dios. Es aquel al cual Dios le revela su Palabra directamente al corazón. Recibe mensajes directos del corazón del Señor. El hijo maduro ha desarrollado un nivel alto de discernimiento entre lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto. Además, sabe tomar lo bueno y desechar lo malo.

11. Es pronto para oír y tardo para hablar. Creo que escuchar es un arte que debemos aprender a desarrollar. También, debemos aprender a conocer cuándo hablar, y esto se logra a través de la sabiduría que Dios da.

 12. Honra siempre a sus líderes espirituales. Una de las características de un hijo (a) maduro (a) es que honra a sus líderes, a su cabeza, a su pastor y a su padre espiritual. ¿Cómo lo hace?

a. Con palabras de afirmación. El hijo siempre está hablando bien de su líder donde quiera que esté y con quien esté.
b. Financieramente. El hijo es agradecido con su mentor o líder. Si en él se siembra lo espiritual, lo eterno, él debe honrar a su líder con finanzas, ofrendas y con cosas materiales. c. Dándole cuentas. Se somete a su mentor o autoridad y da cuentas de su vida espiritual, emocional y familiar; también, da cuentas del trabajo que hace para el Señor.
d. El hijo maduro honra a su líder con su servicio. Sirve a su líder continuamente, y lo hace con gozo y alegría, como lo hizo Eliseo con Elías.

Si usted es un líder que quiere ser bendecido y promocionado por el Señor, debe practicar todos estos principios de honra.
13. Es alguien que es estable emocionalmente; es decir, uno que no es de doble ánimo.Un creyente maduro es alguien que está en control de sí mismo, de sus pensamientos, de su voluntad y de sus emociones. No es controlado por nada externo, y es alguien con estabilidad emocional. No es alguien que usted ve en un momento alegre y en otro, triste. Tampoco, está demasiado serio o enojado, pues se mantiene estable emocionalmente a pesar de las circunstancias externas.
«Debe ser hospedador amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo...» Tito 1.8
14. Es un hijo maduro, y es alguien que sabe tomar lo bueno y desechar lo malo. Un creyente maduro, cuando escucha a un predicador y hay algo en lo que no está de acuerdo, no lo juzga ni lo crítica, sino que toma lo bueno del mensaje y el resto lo desecha. No va después a decirles a otros que no está de acuerdo con lo que el predicador dijo, y la razón por la cual no lo hace, es porque es maduro, y sabe que si comparte su forma de pensar, puede causar división y contienda.
«El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo y seguid lo bueno». Romanos 12.9
 La madurez espiritual de un creyente se mide de acuerdo a la manera de reaccionar y actuar cuando está bajo presión. Hágase estas preguntas y determine cómo está su madurez espiritual. ¿Cómo usted reacciona cuando no le toman en cuenta para participar en algo? ¿Cómo usted actúa cuando alguien está en desacuerdo con sus ideas o formas de pensar? ¿Cuál es su reacción cuando alguien lo crítica? ¿Cuál es su reacción cuando está frente a alguien que tiene más unción y más éxito que usted? ¿Cuál es su reacción cuando alguien lo ha ofendido? ¿Cómo usted actúa cuando alguien lo halaga por sus dones y habilidades? ¿Permanece animado cuando tiene muchos problemas? Las características mencionadas anteriormente nos ayudan a identificar a un hijo maduro. Si en alguna de ellas usted se encuentra débil, empiece a desarrollarlas. Le animo a que busque y vaya a otro nivel de liderazgo. Algunas preguntas que nos podemos hacer para identificar si somos un hijo maduro son: ¿hemos oído alguna vez la voz de Dios? ¿Preferimos los halagos de las personas o la crítica? ¿Conocemos nuestro llamado o el propósito de Dios para nosotros? ¿Nos ofendemos fácilmente? ¿Oímos primero y hablamos después?

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