DIOS RESPONDE LA ORACION Y CREA RESPUESTAS!!!

    ¿Le parece a usted que no hay ninguna manera en la que Dios puede contestar su oración? El Dios que creó el universo de la nada, crea respuestas para la oración en formas milagrosas.
    "Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará…" (Santiago 5:15). Dios crea milagros cuando contesta la oración de fe del creyente. En este versículo Él ofrece dos: salvación y sanidad. Ambos son obras de Dios. En contestación a la oración de fe, Dios crea la convicción de pecado en el pecador, y un deseo de arrepentimiento y rendición a Cristo. Es la verdad especialmente durante avivamientos, cuando cristianos se unen en oraciones de fe.
    Dichas oraciones son energetizadas por el Espíritu Santo cuando trabaja en los santos humildes que han sido quebrantados como se doma un caballo para que obedezca y sirva a su amo. Estos santos han sido llenos del Espíritu Santo —el Espíritu de oración— y Dios les ha dado un amor profundo y compasivo, y un anhelo para que los pecadores sean salvos, y que el reino de Dios prospere por todas partes.
    Pero la oración de fe es casi siempre una intercesión intensa en el Espíritu para una cosa a la vez; una cosa para que Dios lo haga o lo cause a acontecer. "Es la contestación a la oración lo que glorifica a Dios", dijo un santo.
    Dios creará respuestas a oraciones que Él mismo ha puesto sobre el santo que está en plena comunión con Cristo y está dispuesto a pagar cualquier costo. Ese costo puede ser un tiempo de preparación, prueba, lecciones, sufrimientos, etc.…
Elías, el intercesor
    Elías el profeta fue uno de los que estaban dispuestos a pagar el precio. Después de que él le había anunciado al Rey Ahab que no habría más lluvia excepto cuando él así lo dijera, él tuvo que huir por su vida y esconderse al arroyo de Querit, donde Dios le dijo: "Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer" (1 de Reyes 17:4). Un milagro.
    ¡Pero qué prueba de fe era para un hombre activo de esconderse por meses en la orilla de un arroyo y depender de cuervos para comer! ¡No viajes, y no selección de comida o bebida! ¡Qué aburrimiento! Pero él salió bien de la prueba. Podemos estar seguros que él oró para que Israel se volviera a Dios bajo el juicio de tres años y medio sin lluvia.
    Cuando el arroyo se agotó, Dios lo mandó a Sarepta par ser alimentado por una viuda desamparada. "Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra" (1 Reyes 17:14). Dios creó un milagro —harina y aceite— y la viuda, su hijo y Elías tuvieron comida (aceite y harina) por muchos meses. Otra prueba para el hombre de Dios.
    Éste fue un período de preparación para la oración de fe de Elías en el Monte Carmelo. Fíjese en lo que él dice en su oración: "Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos" (1 Reyes 18:36-37).
    Dios creó dos milagros para contestar esa oración. Él creó un fuego consumidor que no sólo quemó el sacrificio, pero aún lamió el agua y las mismas piedras del altar. Él también creó un cambio en las personas: "Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!" Como evidencia de su cambio de corazón, mataron todos los sacerdotes de Baal.
Moisés, hombre de Dios
    El hombre de Dios, Moisés, había sido entrenado como miembro de la corte real de Egipto. Pero en preparación para su ministerio de liderazgo, intercesión y oraciones de fe, él necesitó sufrir humillación como pastor de ovejas en el desierto por cuarenta años. Y él llegó a ser el más humilde de los hombres.
    Cuando Dios afligió a Egipto con plagas para libertar a Israel de la esclavitud, Faraón le rogó a Moisés que orara a Dios para que quitara la plaga. Y cada vez que Moisés oraba, Dios hizo lo que él le pidió. (Vea Éxodo 8:8-13, 29-31; 9:28; 10:17-19). Sin embargo, aunque Faraón vio que Dios obraba y le reconocía, confesando que había pecado, él todavía endureció su corazón y rechazó los mandamientos de Dios.
    Un verdadero intercesor de Dios ha muerto a su propia voluntad, y ha hecho a Cristo y su voluntad la primera regla de su vida. Su propósito en la oración es que la voluntad de Dios sea hecha en él. Él se dará cada día a orar en el Espíritu hasta que Dios levante la carga y asegure que Él contestará.
    En el Nuevo Testamento, el libro de los Hechos es una crónica de los hechos creativos de Dios en respuesta a las oraciones de fe. Cuando Pedro y Juan habían sido amenazados por el consejo por haber predicado y sanado en el nombre de Jesús, se juntaron con los otros creyentes, y "cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo…" (Hechos 4:31). Ése fue el trabajo de Dios. Pedro y Juan oraron en Samaria y sin demora los creyentes de Samaria fueron llenos del Espíritu Santo (Hechos 8:15).
    En Hechos 9:11 se dice de Saulo de Tarso: "Porque he aquí, él ora". Y los versículos 17-18 relatan que Dios removió las escamas de sus ojos y le dio la vista. Pero Él hizo más. Él le hizo una nueva criatura en Cristo y lo llenó del Espíritu Santo. ¿Y quién puede medir la influencia que él ha tenido por Dios desde entonces a través de los años?
    Para Cornelio, un hombre que oraba, Dios le mandó un ángel que le dijo que llamara a Pedro. Al mismo tiempo Dios le dio a Pedro una visión para enseñarle que Dios salvaría los gentiles también, y le dio el deseo de ir con ellos. En Hechos 10:44 usted puede leer lo que Dios hizo por Cornelio y toda su casa, en contestación a su oración.
    En Hechos 12, Herodes había echado a Pedro a la cárcel con guardias de seguridad muy estrictas. Pero la iglesia oró sin cesar a Dios por él (v.5). En respuesta, Dios creó un múltiplo milagro para que él escapara: Él le mandó un ángel; las cadenas de Pedro se le cayeron de las manos; los guardias no se dieron cuenta de lo que pasó; y la puerta de hierro se abrió por sí misma. ¡Las contestaciones de Dios a las oraciones de la iglesia!
    Pablo y Silas, estando con los pies en el cepo en la prisión de Filipos, cantaron y oraron así que los prisioneros los oyeron. Dios entró en la escena. Él mandó un terremoto que resultó en la liberación de Pablo y Silas, y la conversión del cruel carcelero romano y su familia. ¡Dios lo puede hacer!
    ¿Está usted atado por las circunstancias? ¿O por pecados? ¿Tiene una puerta de hierro que necesita abrirse? Cualquiera que fuera su necesidad, entréguese a Dios, y ore. Pídale que le ayude. Él lo hará. Él todavía crea milagros en respuesta a la oración de fe. Pero tenga cuidado de que sus oraciones y su vida le traigan a Él la gloria .

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